Nuestros alumnos de 2º de ESO han podido disfrutar de la historia de Andrés en Nunca seré tu héroe y, además, del magnífico encuentro con su autora, María Menéndez-Ponte. Esta obra, por la que obtuvo el Libro de Oro en el 2006 al superar los 100.000 ejemplares vendidos, cuenta la historia de un adolescente que
busca darle sentido a su vida en un momento vital llena de conflictos: los estudios le aburren sobremanera, en sus padres están todo el día "rayándole la cabeza" con que estudie y sea alguien en un futuro; su novia la deja por el chico "repipi" del instituto... Un
continuo conflicto interno entre el yo adolescente y el mundo. Una novela en la que nos vemos
reflejados tanto padres, profesores, como alumnos: ¿quién no se ha sentido Andrés en contra
de mundo? ¿quién no se ha visto metido directa o indirectamente en una pelea? ¿quién
no se ha comportado como Dani excediéndose en alguna fiesta? ¿quién no ha soñado
salir con alguien mayor como Belén? ¿a quién no le han "echado la peta" sus
padres por no estudiar o por llegar tarde...? En definitiva, ¿quién no ha
deseado ser el héroe de su casa, de su chica, de su chico?
A María Menéndez-Ponte, gallega de nacimiento, podríamos
definirla como una rebelde sin/con causa en su más tierna edad, que provocó que
sus padres la enviaran interna a Madrid. Fue aquí donde su vida experimenta un
cambio en muchas facetas de su vida: mejoría académica, campeona de España en
ballet a los 13/14 años... De la capital de España pasó a la capital de
Galicia, donde estudió Derecho en la Universidad de Santiago de Compostela,
alternando sus estudios con clases de música, la fundación de un cine-club y la
participación en ciertos artículos periodísticos, un tanto incendiarios, que casi
llevan a nuestra escritora a la cárcel.
Después de permanecer 5 años en Nueva York y volver a Madrid ya, con la llegada de sus hijos, señala "ellos me enseñaron a contemplar el mundo con una mirada mágica"; y ya no pudo dejar de escribir
Después de permanecer 5 años en Nueva York y volver a Madrid ya, con la llegada de sus hijos, señala "ellos me enseñaron a contemplar el mundo con una mirada mágica"; y ya no pudo dejar de escribir
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