19 de septiembre de 2011

Texto de la semana: La vocación docente

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No podíamos quedarnos impasibles ante el desprecio que sentimos los docentes de la educación pública por parte de la administración, para ello, echamos mano del texto de la semana proporcionado, como casi siempre, por nuestra compañera Carmen Cuesta.

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Diego Gracia Guillén
(Madrid, 1941)
Catedrático de Historia de la Medicina en la Universidad Complutense de Madrid y Director del Máster en Bioética

LA VOCACIÓN DOCENTE

(…) Tengo una profunda admiración hacia todos los tipos y niveles de docentes y considero que en nuestra sociedad están mal tratados. Quiero explicarme:
Los profesores tenemos una enorme responsabilidad, la de formar las mentes y las personalidades de las jóvenes generaciones, de lo que van a ser esas personas en su vida, y por tanto también de lo que va a ser este país. Y mi impresión es que este altísimo cometido, en el que la sociedad se juega buena parte de su futuro, no está debidamente reconocido ni recompensado.
Ser profesor es casi heroico. No sólo por el bajo salario y la alta dedicación que el asunto exige, sino también, y quizá principalmente, por la falta de estima social.
Vengo diciendo desde hace muchos años que el verdadero Ministerio de Economía, entre nosotros, tendría que ser el Ministerio de Educación. El motivo es muy simple: al proceso económico nosotros no podemos aportar capital financiero, ni tradición industrial, ni tampoco capacidad inventiva o investigadora. Lo único que podemos aportar es mano de obra, capital humano. Y nuestra gran aspiración tiene que ser, por ello, que esa mano de obra sea cualificada, que se halle perfectamente formada.
Este país no tiene casi otro capital que su capital humano. Y ese está en manos de los docentes.



[Conferencia inaugural de los
Cursos de formación del profesorado
en San Lorenzo de El Escorial, 10/07/06]

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