Ida Vitale, premio Cervantes 2018
Esta uruguaya es la quinta mujer en conseguir este especial galardón. Vitale es una poeta estricta, erudita, disciplinada, pero también alguien que puede pasar semanas habituando a una paloma a comer en la ventana de su casa. Es una persona de modestia genuina, no pocas veces enmascarada en un humor que es síntoma de una inteligencia fulgurante: cuando el ministro de Cultura, José Guirao, la llamó para
avisarle que había ganado el Cervantes, ella respondió "Los españoles están igual de locos que en la época de la conquista".
Fue una voz casi secreta hasta que, en los últimos tiempos, empezó a recibir un aluvión de premios: el Octavio Paz en 2008, el Alfonso Reyes en 2014, el Reina Sofía en 2015, el Federico García Lorca en 2016, los de la Feria internacional del libro de Guadalajara y el Cervantes este año. Ella, con coquetería elegante y agradecida, dice que los premios son "ventaja de la sobrevivencia".
Representante de la poesía esencialista, e su larga carrera literaria ha escrito: La luz de esta memoria (1949), primer poemario al que le siguieron Palabra dada (1953), Cada uno en su noche (1960), Paso a paso (1963), Oidor andante (1972), Jardín de sílice (1980), la antología Fieles (1976-1982), Elegías en otoño (1982), Entresaca (1984), Parvo reino (1984), Sueños de la constancia (1988), Serie del sinsonte (1992), Procura de lo imposible (1998), Reducción del infinito (2002), Plantas y animales (2003), o El Abc de Byobu (2005). n septiembre de 2010, publicó en España Mella y criba (poemario). Entre sus ensayos, destacan Arte simple (1937), El ejemplo de Antonio Machado (1940), Cervantes en nuestro tiempo (1947), La poesía de Basso Maglio (1959), M. Bandeira, C. Meirles y C. Drummond de Andrade: Tres edades en la poesía brasileña actual (1963), La poesía de Jorge de Lima (1963), La poesía de Cecilia Meireles (1965). ¡Bien merecido, IDA!